Cuando salimos del DF estaba relativamente fresco, y en el avión el aire acondicionado te congelaba. En Mérida es el día más caluroso del año y la temperatura ronda los 37 grados. Tomamos un taxi desde el aeropuerto al Hotel Trinidad Galería, recomendación de nuestro mexicano amigo Gerard. Mérida es una ciudad mediana de estilo colonial, que vive fundamentalmente del turismo. Si bien su centro histórico es digno de recorrer, su verdadero propósito es servir de “parada” para los recorridos a su alrededor, como las ruinas de Uxmal o Chichen Itza, o los numerosos cenotes (ríos subterráneos), ya que los pueblos cercanos a estas zonas o no cuentan con infraestructura hotelera, o tienen los “resorts” internacionales que te lo rompen bien. Por supuesto, la mayor parte del turismo es de sus dos vecinos norteamericanos. Esto produce que en general haya tres tipos de tarifas implícitas: para mexicanos, para latinos, y para resto del mundo. Esto se nota sobre todo en la calle. Los vendedores ambulantes te cobran más barato si hablás español nativo, porque según ellos, no te cobran “la traducción” (groso). En realidad saben que no tenemos dólares y prefieren vender más barato que no vender, sobre todo en temporada “baja”. Nos instalamos en el hotel y salimos a almorzar algo. Vamos a la plaza Santa Ana, la cual esta pegada a la iglesia homónima. Allí hay varios puestitos para comer bien y barato, como en todo México. Yamila pide un puc-choc (carne de cerdo a la plancha con tomate, lechuga, palta, frijoles y un par de cosas más que no reconocí) y un jugo de naranja. Yo pido un salbute de pavo y uno de res, que son unas tortillas tipo tostadas con lechuga, tomate, cebolla, pepino, palta y chile, además de la carne correspondiente. Para tomar pido un agua de lima-limón. En México, las “aguas de” son siempre hechas con la fruta verdadera, o las hojas, pétalos, o hierbas según de que sean. Hay decenas de aguas diferentes. Por supuesto todas las frutas del Caribe son increíbles y muy baratas.
La Iglesia Santa Ana
Las sillas ida y vuelta estan en todo Mérida
Así se tienen las birras, aprendan almaceneros
Despues del almuerzo nos vamos a descansar un rato al hotel y después al paseo Montejo, que es como la avenida “cheta” de Mérida. A la noche comemos en un restorancito de comida típica, pero con algunas opciones extra para Yamila, que ya no esta para más comida yucateca y se clava una pizza. Yo voy con un pollito pibil, que es un cuarto de pollo con arroz y frijoles cocido en hojas de plátano y con una salsa que no se que tiene pero está muy bien.
En "El Trapiche" con mi pollo pibil
Post-cena, damos una vuelta por el centro histórico, que está muy bueno y bastante concurrido. Reservamos un auto para ir mañana a Chichen Itza.
El cabildo de Mérida
La catedral de Mérida
No hay comentarios:
Publicar un comentario